CAPÍTULO 8

Hola mis pequeñas carrots! Bueno, las que lean mi otra novela sabrán que, como mi instituto es tan molón (sarcástica e irónicamente hablando) yo ya he comenzado las clases, a diferencia de el resto de mi ciudad, que comienza dentro de once días... Bueno, que con eso os quería decir que a partir de ahora voy a tener menos tiempo, así que me os voy a hacer una pregunta:
Preferís que los capítulos sean cortos y los suba cada fin de semana? O que sean largos y los suba cuando pueda?
Por favor contestadme a la pregunta para poder sabes que hago, dependo de vosotras! Hahaha, eso siempre, que haría yo sin vosotras? 
De verdad muchisísimas gracias por leer, comentar, y esperar. Besitos y abracitos para todas! Love u! <3

Me sentía orgullosa del acabado de _______. Se veía preciosa, nunca antes la había visto así de guapa. 

Salimos de la habitación. Por los pasillos iba saludando a gente conocida mientras _______ se mantenía con la cabeza baja de vez en cuando la levantaba y sonreía levemente, solo cuando le decían algo. Estaba extraña en varios aspectos desde la última vez que la vi, pero el más notable era su problema con la comida. Aún no lo creía, no era la misma chica glotona de antes... Pero ese no era el momento para hablar sobre esos temas, hoy era un día demasiado ajetreado, quizás mañana

Salimos del hotel y Henry, mi chofer, me esperaba en la puerta en su limusina junto a más choferes conductores de coches lujosos. No me gustaba mucho eso de ir en limusina, vestir tan extravagante ni tener que ir escoltada por guardaespaldas la mayoría del tiempo, pero es el precio que he tenido que pagar por dedicarme a lo que realmente me gusta.

Llegamos al plató, un gran edificio acristalado con una enorme puerta a la que había que llegar por medio de una llamativa alfombra roja. Famosos ya la pisaban, escoltados por guardaespaldas y aclamados por sus fans; otros aún esperaban con ansias poder pisarla.

Respiré hondo con los ojos cerrado, y al abrirlos y girarme hacia ______ pude ver el miedo y los nervios en sus ojos.

-No te preocupes linda, es solo una alfombra, lo que pasa es que es de color rojo- le dije mientras apoyaba mi mano en su hombro

-Lo que acabas de decir ni tiene sentido ni me tranquiliza, pero prefiero callarme y no rechistar; bajamos del coche?- con ella no se podía competir, era demasiado inteligente. Bajamos del coche preparadas para pisar la alfombra. Tras un camino de flashes, gritos, preguntas, cámaras grabándote y micrófonos literalmente sobre tu cara llegamos a la puerta. Al abrir seguía habiendo jaleo. Chicas con vestidos elegantes e incluso extravagantes andando sobre sus tacones de plataforma; agentes hablando por teléfono muy ocupados en sus asuntos, todos con expresiones serias o neutras; chicos trajeados de sonrisas perfectas cautivando a chicas con sus miradas a cada paso que daban; maquinadoras con maletines enormes llenos de potingues y estilistas con percheros con ruedas andando a paso acelerado. Luego estaban ellos, destacando entre todos; huían de Poul, su guarda espaldas. Corrían por todo el hall esquivándole mientras gritaban y reían. Sonreí mientras negaba con la cabeza, me fascinaban las cosas que hacían, parecían no tener sentido del ridículo, simplemente se divertían como jóvenes que eran. 

Narra ______:

En ese lugar había un jaleo enorme y un gran murmullo de gente hablando en inglés. Me resultaba raro escuchar a las personas hablar en otro idioma, es como si estuviera en otro planeta. Yo llevaba estudiando ingles desde hacían ya muchos años y, la verdad, se me daba muy bien, podía hablar en inglés con total naturalidad; pero yo jamás había salido de mi ciudad, nunca me había comunicado con otra persona cuya lengua nativa era el inglés por lo tanto, me resultaba difícil entender a un inglés cuando hablaba rápido. 

Los chicos de ayer estaban corriendo por toda la entrada escapando de un hombre, bastante grande, que iba vestido de negro. Era divertido verles, pero no me parecía apropiada la manera en la que estaban actuando. Se supone que era un evento especial y formal, no debían estar corriendo. Pero, qué mas daba? A la gente parecía que le gustaba verles así, y yo no era nadie para decirles que pararan. 

Sam y yo nos dirigimos a su camerino. Nada mas entrar destacaba una especie de asiento redondo flotante; a la derecha había un gran tocador con un espejo y luces, a la izquierda un sofá blanco con cojines rojos, los mismos colores que los de el asiento flotante; y al lado de la puerta, a la derecha, se podía ver una puerta abierta que daba a un baño. 

-Valla, es bastante grande- le dije mientras me sentaba con una sonrisa en el asiento flotante.

-Si, lo es- dijo riendo mientras se sentaba en el sofá. 

De repente, alguien entró por la puerta